¿Politólogo o político? Distinguiendo roles.


*Josseline Muñoz Berroterán
*Diana Cajina
*Jennyfer Castañeda
*Estudiantes de IV año de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UNAN, Managua.


Introducción

La profesión del politólogo se tiende a comparar con el oficio del político, quien administra lo público, en cambio el politólogo interpreta y analiza el comportamiento político, e incluso puede asesorar a este. Este dilema existe debido a dos motivos: el primero está ligada a la incógnita de ¿qué es lo que se entiende por política en la época moderna?, es decir, que el concepto de política no se percibe de manera uniforme y clara en la sociedad, y el segundo se debe a que su origen, como profesionalización universitaria es relativamente nueva en el mundo y ha ocasionado un debate sobre su actividad laboral, tratando de delimitarla o expandirla.

En ese sentido, se debe tener en cuenta que un político no equivale a ser un politólogo, pero un politólogo bien pudiese ser un político. Para lograr comprender el oficio de un politólogo entonces, es preciso tratar de comprender su objeto de estudio (la política) y cuáles pudieran ser las cualidades que este debe poseer para desenvolverse en un posible escenario laboral.

El presente ensayo tiene por finalidad abordar el rol del politólogo y la diferencia que existe entre este y el político. Para ello, se tratará de explicar primeramente qué es política y desde esa concepción se pretende construir una opinión acerca del rol del cientista político o estudioso de la ciencia política.

Se entiende por política a la actividad social en la que todos los seres humanos pueden ser partícipes en las tomas de decisiones, establecer relaciones sociales y ejercer sus derechos como ciudadanos, es decir la capacidad de ejercer el poder para alcanzar objetivos comunes. Sin embargo, una forma más práctica de explicar la política es relacionándola a lo social y al poder, por ende, toda relación social es una relación de poder, lo que a su vez sería en mayor o menor medida, una acción política. “La política es un espacio para la acción” (Barrientos, 2019, p. 5).

Ahora bien, la política por estar inmersa en un sistema social, se debe comprender de manera multidimensional, que para Barrientos (2019), se hace más fácil entenderla desde el vocablo inglés, el cual diferencia 3 dimensiones de la política. Estas dimensiones son: polity, politics y policy, donde la primera hace referencia al Estado y las actividades en torno al mismo, la segunda está relacionada precisamente a la actividad de los políticos y la tercera a las medidas que se toman desde las instituciones y el gobierno para intervenir a la sociedad, es decir las políticas públicas (p. 6).

Cada una de las dimensiones antes mencionadas hacen parte del campo de estudio del politólogo, los objetivos que se pretenden alcanzar en estos espacios estarán ligados al actuar y al comprender, para lo cual se deben desarrollar habilidades, conocimientos y competencias que la formación en la disciplina de la ciencia política trata de ofrecer a quienes deciden profesionalizarse en esta área. El politólogo, por lo tanto, es un individuo que analiza los escenarios de la política y trata de sugerir acciones estratégicas en función del sistema político.

Entonces, ¿Cuáles deberían de ser las habilidades y competencias de un politólogo para ser diferenciado de un político?

El politólogo es ante todo un profesional, un analista de la política que, en posesión de una diversidad de conocimientos, enfoques y perspectivas teóricas como las principales herramientas, se abre paso en el abordaje de los diversos fenómenos y problemáticas que caracterizan a la política. (Rivas, 2002, p. 2).

Si se asume que el politólogo es un cientista interesado en comprender y explicar la realidad del mundo, su mayor interés estará dirigido a estudiar los fenómenos políticos desde una perspectiva científica, metodológica, teórica y objetiva para generar conocimiento y a su vez emitir un juicio con claridad y apegado a la realidad de los hechos, que se diferencie a la del ciudadano común. La profesión del politólogo debe estar basada en la habilidad y capacidad de observar, este deberá ser un buen observador y ver más allá de lo superficial, pues no es tanto lo que ve, sino cómo lo ve; en el estudio de la realidad social, el politólogo se sitúa como un observador crítico y a la vez posicionado, deberá también poder emitir juicios que reflejen las cualidades de la profesión.

Otra de las características que debe poseer el politólogo, es el continuo interés por la investigación, ya que “como investigador, asume otra dimensión profesional, será aquella faceta y ocupación en la que el politólogo se presenta como un verdadero “artesano intelectual” (Rivas 2002, p. 54); el cientista político debe ser curioso y estar al tanto de temas generales que acontecen en la sociedad, la política, economía, entre otras, para lograr entender e interpretar la realidad mundial, además debe mostrarse interesado por la escritura, lo cual no se disocia de la investigación científica, ya que por medio de esta logrará transmitir sus conocimientos, que a la larga se pueden consolidar en nuevas teorías para explicar los comportamientos políticos, por ello se pueden considerar como profesionales innovadores y generadores de nuevos conocimientos.

Sin embargo, un politólogo no solamente es un investigador o cientista, este puede ejercer otros roles en su carrera, por ejemplo: docente, catedrático, asesor político, administrador, diplomático, relacionista, comunicador, columnista, escritor, analista, representante, líder, director de proyectos y redactor de cualquier tema que esté ligado a la política, ya que este por mantener una amplia formación en las ciencias sociales está acreditado para desenvolverse en varias dimensiones de la política y la sociedad en general, ya sea manteniendo o no el poder de administrar o tomar decisiones.

La diferencia entonces, entre un politólogo y un político, radica en que el primero posee las capacidades y las herramientas teóricas-metodológicas para el estudio del espacio político, en el cual se incluyen el Estado, las instituciones, los organismos, la sociedad, las ideologías, los comportamientos, los partidos, las empresas privadas, la cultura política, entre otros; y a partir de ello elabora estrategias, análisis, propone soluciones e indica cuales pudiesen ser las mejores decisiones a tomar, en función del bienestar común. Ahora bien, el político es el individuo que además de tener ciertas cualidades como las anteriores, se limita a la acción política y en su mayoría partidaria, no estudia al Estado ni a las instituciones para realizar análisis científicos, sino que administra el poder y hace política. 

En ese sentido el político, se convierte en una pieza más del estudio politológico, se transforma en una categoría de análisis dentro de los estudios políticos. En palabras de Barrientos, “el científico de la política estudia esa actividad, y el profesional de la política se desenvuelve en ese espacio” (2019, p. 5), y que, según este mismo autor, cualquier persona puede ejercer la política sin necesidad de poseer una acreditación universitaria de politólogo, ya que una de las cualidades principales es el carisma en términos weberianos, para asumir un cargo político. Por tanto, el figureo y la constitución de una persona popular y reconocida le servirán de herramientas al individuo político, su objetivo principal será obtener el poder y mantenerlo, en cambio el politólogo desea estudiar el poder y sus diferentes formas de manifestarse en la sociedad.

En suma, todo lo que se ha expuesto anteriormente es lo deseable, lo que se espera de un politólogo. Esta persona que estudia para obtener un título que lo acredite, debe mantener un amplio conocimiento del funcionamiento del sistema político y de las variables que influyen en el mismo, sin embargo, quien ostenta el poder de decisión es el político, por tanto, si los políticos o gobernantes no aplican el conocimiento del politólogo, no servirían de mucho los estudios politológicos para cambiar, ajustar o adecuar los sistemas en función del interés de la sociedad.

En palabras de Pasquino (2010), “en una forma más precisa, si los científicos políticos tienen el saber, es decir, el conocimiento abundante, confiable y verificable, los hombres de la política tienen el poder. Son ellos quienes deciden qué cosas, cómo y cuándo aplicar el saber politológico”. (párr. 13).  por ello el rol del cientista político no puede estar tan alejado del poder político, y es ahí en donde se abre la necesidad de mantener asesores políticos y verdaderos analistas dentro de la administración del Estado. El politólogo tampoco puede ser un personaje aislado y dogmático, sino que debe estar en constante actividad para que sus aportaciones al conocimiento sean escuchadas, tratando de llevar lo teórico a la práctica.

Conclusiones

Para concluir se afirma que el rol del politólogo, es muy diferente al rol del político, y que sin embargo el politólogo pudiese ser un político de oficio, mientras que para ser político no es necesario tener un título que lo acredite como tal, sino más bien un cúmulo de destrezas y habilidades personales, innatas o empíricas.

El politólogo tiene la tarea de estudiar los comportamientos del político y analizar la política como actividad humana que está presente en todas las relaciones sociales. El cientista político es en primera instancia, un investigador con carácter crítico, centrado en la búsqueda de soluciones a los problemas de las sociedades.     

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