Latinoamérica frente a los efectos inmediatos del conflicto en Ucrania

 

*Kener Oporta García

*Estudiante de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UNAN, Managua

 


América Latina y el Caribe no está exenta de ser receptora de los efectos del conflicto en Ucrania, en ámbitos específicos que se pueden extrapolar al conjunto del tejido productivo.

El monitoreo de los acontecimientos del conflicto en Ucrania es algo que están siguiendo muy de cerca los expertos, economistas, politólogos y académicos en general; es probablemente un esfuerzo individual o conjunto que se hace con miras a establecer o predecir las consecuencias que pueda generar este conflicto en nuestra región en ámbitos tan variados como el comercio e inclusive, la seguridad alimentaria.

 La crisis del Covid-19 de 2020 dejó muy afectados los esfuerzos de terminar con la inseguridad alimentaria en la región. En 2020, aproximadamente 59,7 millones de personas en América Latina y el Caribe padecían subalimentación, la [población] que vivía con hambre creció en un 30%, aumentando en 14 millones en apenas un año (FAO, et al, 2021). En esta coyuntura se conjugaron factores exógenos y endógenos, ya que las consecuencias venían de fuera –cadenas de suministro- y, en gran medida, de las acciones que ejecutaron los gobiernos de la región.

Sin embargo, el conflicto en Ucrania está produciendo un inminente riesgo de carestía de insumos importantísimos para generar agricultura a gran escala, acá se conjugan no solo causas exógenas, sino el riesgo de que se incurra en una inseguridad alimentaria, e incluso, un revés en los planes de soberanía alimentaria de algunas naciones de la región.

Esta dado por sentado que a grandes rasgos la soberanía alimentaria es la capacidad de un país de producir sus propios alimentos y suplir a su población, no obstante, hay factores que dependen puramente del mercado internacional, por poner un ejemplo, si un país quiere producir agricultura a gran escala necesita insumos que solo se pueden producir en el exterior, por ejemplo los tractores agrícolas, que muy pocos países los producen, mucho menos aquellos con economías en vías de desarrollo como es el caso de la mayoría de los países de  Latinoamérica; lo mismo ocurre con los fertilizantes.

La CEPAL (2022) apunta que “a pesar del poco peso de las importaciones procedentes de la Federación de Rusia y Ucrania, destaca que el 88% de las compras extrarregionales de fertilizantes minerales provengan de Rusia y que las sanciones económicas contra Rusia tienen efectos en sectores de actividad específicos a través de sus consecuencias negativas en las cadenas de valor.

La dependencia de producción agrícola en la región de rubros como el fertilizante ruso, en este contexto, pone en desventaja a los productores, y la producción agrícola a gran escala, lo que a la larga produce un incremento en el precio de los alimentos y, por tanto, un desbalance en la capacidad de la población para tener seguridad alimentaria, empero, a como reconoce la CEPAL (2022)   “Al igual que en las crisis anteriores, los efectos diferirán según subregiones e incluso según países de la región.”

Lo anterior es una muestra de que unos gobiernos están más preparados que otros para hacerle frente a esta crisis y buscar alternativas para evitar incurrir en un encarecimiento en el costo de los alimentos, es así que algunas administraciones de la región hacen un importante énfasis en el control de la fluctuación en el precio del combustible como forma de contener los efectos nocivos heredados de la pandemia y ahora del conflicto en Ucrania en la economía y en el sistema productivo agrario. Tal es el caso de Nicaragua, donde se han tomado medidas como el congelamiento al alza del precio de los combustibles para evitar la afección de distintos sectores económicos que eventualmente se puedan extrapolar al conjunto de la economía.

América Latina y el Caribe, aún sigue teniendo economías predominantemente agrarias, que dependen del control de los precios en rublos como el fertilizante para su producción, es el caso de Brasil, el mismo Jair Bolsonaro reconoció en su momento la importancia que tiene para su país la relación comercial con Rusia al tiempo que declaró que “En esta guerra de afuera, querían que yo tomara partido. Mi partido es Brasil, tenemos negocios con Rusia, somos neutrales y seguimos recibiendo fertilizantes de ellos. Imagínese nuestra agroindustria sin fertilizantes, la productividad caería” (M24, 2022) lo cual apunta a una relación causa-efecto en las acciones de los políticos y su decisión de muchas veces no tomar partido directamente en la escena internacional en el contexto del conflicto, ello es extremadamente inconveniente, y el ejemplo más palpable del riesgo de caer en una debacle en las relaciones comerciales con Rusia, es la difícil situación que se vive en Europa, que ha enfrentado un encarecimiento en el nivel de vida de sus habitantes producto de la escalada en la situación en torno a Ucrania.

La mayoría de los países de la región se han pronunciado en foros internacionales en contra del conflicto en Ucrania, no obstante, se han mostrado ampliamente reacios a adoptar posiciones que puedan devenir en un riesgo para sus propias economías ya que el sector agrícola de estas depende en gran medida de la relación comercial con Rusia, un incremento en las sanciones apuntaría a inestabilidad en las cadenas de abastecimiento de insumos para la agricultura, y es más complicado en un contexto en el que algunos países del mundo incurren en un proteccionismo a sus propios sectores agrícolas, como lo fue en su momento el caso de China, lo cual resulta en un mayor acaparamiento de los fertilizantes, provocando un encarecimiento en la producción de alimentos en los países periféricos como es el caso de la región latinoamericana.

En ese contexto, es importante que los gobiernos de la región busquen alternativas a la importación de fertilizantes de Rusia, un obstáculo en ese sentido es que la producción industrial de ese importante insumo se vio mermada tras la pandemia, muchos de los ingredientes para crear este producto están presentes en la región, sin embargo, el problema reside en que esa industria no ha sido lo suficientemente desarrollada y en el caso específico de países como Brasil, implica una penetración en tierras indígenas que no han sido explotadas, lo cual es un interesante elemento de análisis. Al final, los efectos en la región por el conflicto en Ucrania es un amplio tema de estudio que se sigue desarrollando y hay que seguir desde la academia con ojo de detalle.

Referencias:

CEPAL. (2022a). Efectos económicos y financieros en América Latina y el Caribe del conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47831/1/S2200221_es.pdf

CEPAL. (2022b). Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis? Comisión Económica para América Latina y el Caribe. https://www.cepal.org/es/publicaciones/47912-repercusiones-america-latina-caribe-la-guerra-ucrania-como-enfrentar-esta-nueva

 

FAO, FIDA, OPS, WFP y UNICEF. 2021. América Latina y el Caribe - Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional 2021: estadísticas y tendencias. Santiago de Chile, FAO. https://doi.org/10.4060/cb7497es

M24. (2022, 17 abril). Bolsonaro dice que la neutralidad de Brasil en la guerra en Ucrania le garantiza recibir fertilizantes rusos. M24. https://www.m24.com.uy/bolsonaro-dice-que-la-neutralidad-de-brasil-en-la-guerra-en-ucrania-le-garantiza-recibir-fertilizantes-rusos

 

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